10 cosas que extraño de antes de ser mamá

Algo que me choca de ser mamá es que algunas personas me vean feo cuando me quejo de la maternidad. Ash, entiendan que no todo es miel sobre hojuelas y que como seres humanos, ¡tenemos derecho a desesperarnos con nuestras crías! Pero bueno, ese no es el tema del que quiero hablar ahora. 

Por supuesto me encanta vivir mi maternidad a mi manera y disfruto cada etapa en el crecimiento de mi chamaco, pero también debo aceptar que hay muchas cosas que extraño antes de convertirme en madre. Como por ejemplo:

1. Mis laaaaaargas sesiones de belleza. Llámese pintarme uñas, depilación, aplicación de mascarillas y tratamientos faciales, entre otras cosas similares; sin prisa, a puerta cerrada, con un incienso y música de mi preferencia… :')

2. Hacer ejercicio. Y juro que no estoy poniendo de pretexto la maternidad para no ponerme en acción, pero desde que nació mi cría, me ha resultado muy difícil volver a integrar el ejercicio a mi rutina diaria. Extraño tanto mis dos horas para irme a correr o practicar yoga sin la preocupación de que alguien está desesperadamente ansioso por que regrese.

3. ¡Un baño duradero! Aquel en el que aprovechabas para depilarte las piernas hasta arriba de la rodilla, las axilas, te ponías exfoliante, shampú, acondicionador, shampú de nuevo y acondicionador de nuevo. Cantabas un par de rolas de Beyonce y te salías de la regadera hasta que las manos se te ponían de viejita. Qué tiempos aquellos, caray.

4. Comer como la gente decente. Pero qué a gusto era cuando una disponía de su hora para comer y no pasaba absolutamente nada que interrumpiera este maravilloso plan. Sin gritos, tranquilamente, sin que se me enfríe la comida; con una copita de vino, acompañada de una buena plática, sonrisas aquí y allá, y hasta con tiempo para el postre…

5. Poder ir al baño con la puerta cerrada. Sentarme a mis anchas en la taza de baño, ponerme cómoda con una revista o con mi celular, dejando que todo fluya tranquilamente, sin tener que estar escuchando gritos del crío que ya le urge que salgas a abrazarlo porque pensó que lo abandonaste.

6. Que me inviten a salir y poder decir que sí inmediatamente. Mis amistades más cercanas han tenido que verse obligadas a avisarme de alguna salida al menos con una semana de anticipación, para yo poder organizar el día y dejar todo listo antes de darme una escapada. Tengo amistades que ya mejor prefirieron dejar de invitarme. :(

7. ¡No sentirme cansada! Aún recuerdo aquella bella época en la que me encontraba
radiante y llena de energía, con un color de piel cálido y brillante, mis ojos resplandecientes y una sonrisa contagiosa. Andaba de la chamba al gimnasio y del gimnasio al café con las amigas y por qué no, más tarde al cine con el marido. ¿Cansancio? No sabía lo que era eso, pero ahora…

8. Cargar con una bolsa pequeña cada vez que salgo. Ahora debo cargar con tremendo bolsón de Mapimí, con equis cantidad de pañales, cremas, pomadas, 3 cambios de ropa, un par de juguetes, snacks infantiles; además de una carreola o similar y un montón de cosas extras que "se pueden ofrecer".

9. Salir de compras. ¡Y que esas compras sean cosas para mí! Hace tanto que no piso un centro comercial, ¿alguien me acompaña?

10. Tener tiempo para leer. A la luz de una lámpara, con un té y música instrumental de fondo, con un incienso. Ande… voy a ¡llorar!

Y el punto extra: ¡Despertar a la hora que me de mi gana! Este punto no necesita mayor explicación.

Seguramente hay más cosas que extraño… ¿ustedes de qué se acordaron? ¡Cuéntenme, mamás! #IFeelYouSister!

Comentarios

  1. Por supuesto me siento totalmente identificada, no tengo tiempo para mí en absoluto, y lo único que no me ha cambiado ha sido el nombre, aún así amooooooooo locamente a mi oso... Pero echo de menos tener tiempo para mí.

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