APRENDÍ A DISFRUTAR EL POST PARTO


Hace unos 15 días que di a luz por segunda vez. Y me alegra compartirles que estoy disfrutando mucho esta etapa llamada post parto / cuarentena. Nada que ver con mi primer experiencia.

Mis dos embarazos fueron difíciles física y hormonalmente, juro que jamás quiero volver a estar embarazada; en ese sentido, fueron parecidos, aunque en el primero el drama continuó todavía en el post parto y hasta cumplidos los 8 meses de mi hijo. Renegué muchísimo de “tener” que quedarme recluida en casa dedicada enteramente a cuidar de mi hijo, y ahora me doy cuenta de que debí permitirme disfrutarlo más.

Pero el hubiera no existe, y decidí no clavarme en algo que ya no puedo cambiar, pero sí trabajé mucho mi mente durante estos meses para no volver a repetir el mismo patrón. Desde el inicio, mi marido y yo planeamos y nos pusimos de acuerdo en cómo sería nuestra dinámica una vez que naciera Adriano, nuestro segundo hijo. Decidimos juntos que mi función principal durante este primer año sería la de ama de casa.

Antes de que naciera mi hijo, tenía algo de miedo (y de repente lo sigo teniendo) porque pensaba “¿y qué tal si me vuelvo a desesperar como la primera vez?”, “alomejor no voy a aguantar”. Pero entiendo que es parte del proceso, porque mi decisión fue real y comprometida; prefiero disfrutar plenamente mi maternidad en lugar de pasar cada día quejándome de lo pesada que es y de lo que estoy dejando de hacer durante este tiempo (vida profesional y social, por ejemplo).

No estoy diciendo que sea malo quejarse, yo me la paso haciéndolo todo el tiempo y de hecho mi página de facebook está plagada de quejas disfrazadas de chistes, porque así me gusta ver la vida; pero sí me refiero a que está bien comprender que esta etapa realmente dura muy poco, yo ahora lo veo con mi segundo hijo y pienso: caray, pude disfrutarlo más cuando era bebé. Honestamente, no quiero volver a tener esa sensación con mi segundo hijo.

Por eso decidí darme este tiempo para no hacer otra cosa más que ser mamá, y jamás imaginé decirlo pero les juro que lo estoy disfrutando muchísimo: andar fodonga todo el día casi todos los días, la sensación permanente de cansancio, no dormir bien, amamantar en tandem, pasar alomejor dos días seguidos sin bañarme porque no me dio tiempo, prestar atención a mis dos hijos para que el mayor no se sienta relegado, pasar mucho más tiempo en familia, en casa, disfrutándonos. Estoy apreciando estos momentos como un gran tesoro del que en un futuro sólo me quedarán los recuerdos.

El poder de la mente es maravilloso y me siento muy contenta de haber logrado cambiar el enfoque en esta segunda oportunidad. ¿Qué hice para que esto sucediera? Me entregué a la lectura de “El poder del Ahora” de Eckart Tolle en el que mi principal lección fue: deja el drama de lado (yo soy demasiado dramática y por esto tiendo a victimizarme casi todo el tiempo), además de acudir a terapia semanal o quincenalmente. Ambas herramientas me ayudaron mucho a esclarecer mi mente y aprender a romper patrones. Puede que contigo funcionen mejor otras cosas, pero si crees que las que yo usé te pueden servir, tómalas. El chiste es que sepamos tomar ayuda cuando la necesitamos para vivir nuestra maternidad sin culpas y con la mayor plenitud posible, aunque no todos los días sean color de rosa

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