LAS COSAS QUE AMO, AHORA QUE SOY MAMÁ
Por años no me imaginé siendo mamá y
menos pensé que fuera a ser una experiencia tan fregona en mi vida. Tener hijos
me ha permitido ser más consciente de mí y de mi entorno, además de ayudarme a
crecer como personal. En mi experiencia, puedo decir que la maternidad es mi
mejor escuela. Quiero compartir contigo las cosas que más amo ahora que soy
mamá, y que agradezco infinitamente al Universo. Aquí van:
Sentir que soy el todo de mis hijos, que
Jerónimo me siga a todos lados como pequeña sanguijuelita, aunque en algunas
ocasiones puede fastidiarme un poco, la mayor parte del tiempo, me encanta
saberme amada por ese pequeño ser humano que no deja de decir mamá y abrazarme
las piernas.
Bañarme con mis dos hijos es algo que me
encanta. Sentir el contacto piel con piel, abrazarlos, lavarlos y que ellos se
sientan protegidos, ¡uf! Lo mejor.
Los abrazos repentinos que me da mi
Jerónimo son una cosa que me enciende el corazón y me enchina la piel. Me
encanta la sensación de sus bracitos alrededor de mi cuello y su carita pegada
a la mía. Amor puro.
Amo los gritos sin ton ni son de mi bebé
Adriano, y su mirada coquetona cuando entablo contacto visual con él, es uno de
los mejores regalos que el Universo me ha dado.
Aunque ya pesa y bastante, me encanta
cargar a Jerónimo. Cada vez crece más y no deja de darme nostalgia prematura al
pensar que habrá una última vez que pueda cargarlo entre mis brazos, así que
aunque la ciática vaya de por medio, sigo haciéndolo hasta que de plano ya no
sea posible.
Amo que aprendí a valorar mi tiempo y por
consiguiente, me convertí en una persona más organizada. Mi tiempo libre es oro
y considero que he aprendido a administrarlo. Mis hijos me han hecho más
productiva.
Amo sentirme chingona cuando tengo algún
compromiso social o de trabajo y antes de atenderlo, dejo muchas cosas listas
en casa que tienen que ver con mis hijos: bañarlos, darles de comer, jugar con
ellos, etc. Gracias a mis hijos, me di cuenta que mis capacidades son muchas.
Me fascina escuchar el idioma “toddler” y
“bebé” de mis chamacos. Por un lado, Jerónimo que todavía no habla claro y
balbucea como si todos entendiéramos su extraño y gracioso lenguaje; y por el
otro, el pequeño Adriano con sus grititos.
Muero de amor cada tarde cuando salimos
al jardín a esperar a papá, mis hijos, nuestros tres perros y yo. Y
permanecemos en calma, contemplando y disfrutando el momento mientras comemos
palomitas caseras. Se ha vuelto mi parte favorita del día.
Hace poco que soy seguidora de este blog, me ha gustado el relato y me e identificado en algunas cosas, el convertirme en mama de un pequeño de 1 año 2 meses me cambio la vida, lo amo , año ser mama
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