MIS 12 PROPÓSITOS PARA ESTE 2018
Convertirme en madre me dio la oportunidad de adquirir
habilidades que jamás imaginé tener, y también me ha permitido darme cuenta de
aquellas áreas en las que necesito seguir trabajando en aras de mejorar como persona.
Por eso decidí hacer una lista de 12 propósitos –uno por
cada mes- para este Año Nuevo. Éstas son mis intenciones para comenzar el 2018
y quiero aclarar que no es mi objetivo haber hecho una lista al calor de la emoción
de un nuevo inicio de año; más bien, se trata de propósitos que a lo largo del
2017 he logrado observar en mí y gracias a ese “darme cuenta”, pude ponerlos en
una lista.
Traté de ser lo más concreta posible, es decir, de ponerlos
claros y aplicables, que no fueran ambiguos y generales como: “ser más feliz”,
por ejemplo. Al escribirlos más concretos, creo que se facilita más el
llevarlos a la acción.
Aquí te los comparto:
ENERO
Practicar más la gratitud: escribir diariamente 3 cosas por
las que me siento agradecida
Si tienes tiempo siguiendo mis publicaciones en redes
sociales, sabes que intento tener un hábito por las mañanas, que se llama
Proceso de Gratitud (lo practico desde el 2013), el cual se trata de casi
inmediatamente después de despertar, escribir tres cosas por las que me siento
agradecida ese día. Esta es una práctica que no hago todas las mañanas porque,
ya sabes, mamá; pero esto año quiero ser más disciplinada y hacerlo
diariamente. Hacer mi Proceso de Gratitud me ayuda a empezar el día con una
actitud más positiva, sobre todo aquellas mañanas en que no despierto del mejor
humor.
FEBRERO
Prestar más atención a mi pareja: escucharlo más
A muy grandes rasgos, mi rutina diaria consiste en trabajar
fuera de casa hasta las 2:00 pm, pasar a recoger a mis hijos al colegio, llegar
a casa, comer y darles de comer, y atenderlos aproximadamente hasta las 7:00 pm
que es la hora que suele llegar mi marido. Algunas veces él llega queriendo
contarme cómo estuvo su día, y yo me siento tan agotada que le pido que me
platique después porque en ese momento no estoy receptiva. Realmente lo que
quiero es un momento solo para mí y aprovecho para trabajar en cosas del blog,
leer o sencillamente darme un largo baño que me relaje. El problema es que ese “platícame
después”, nunca llega, y no me gusta mucho que esto suceda. Así que mi
propósito es hacer un esfuerzo, cuando pueda hacerlo, por ser más empática con
él y tratar de que ese “después” sí llegue, cuando yo ya esté más receptiva y
relajada.
MARZO
Pasar más tiempo de calidad con mi familia: dejar guardado
el celular mientras estoy con mis hijos, y usar la televisión lo menos posible
En mi caso, el celular es un terrible vicio; si no estoy
checando cuantos likes lleva mi nuevo post en la página, estoy intentando subir
algo a Instagram stories o compartiendo contenido de otros blogs en mis redes.
Me di cuenta de que era algo que me estaba consumiendo más tiempo del
requerido. Así que desde este año comencé a practicar el dejar de lado el
celular mientras juego con mis hijos, evité estar al pendiente del aparato
porque mi hijo mayor comenzó a reclamarme atención y dije “¡esto no está bien!”.
Por otro lado, también comencé a utilizar la televisión como último recurso,
cuando siento que ya hicimos muchas actividades y que ya le queda poco tiempo
al día, o cuando andamos en el coche y mi hijo se pone de berrinche, etcétera.
Pero lo que quiero dejar de hacer, es mostrarle la opción de ver caricaturas
casi en cualquier momento. Esto me exige estar más presente con mis hijos y no
usar a la tele de niñera siempre.
ABRIL
Seguir aprendiendo a ser niña: permitirme más momentos de
juego con mis hijos
Esto es algo que entendí este año y sigo en el proceso de
practicarlo. Me ha costado trabajo reconciliarme con mi niña interior y al
mismo tiempo, me gusta mucho estar aprendiendo a vivir en el presente, como mis
hijos. Aprender a jugar, aprender a ser niña, son cosas que se dicen fáciles,
pero en mi caso, era de lo más difícil que me podían pedir que hiciera, porque
sencillamente no sabía cómo hacerlo; no sabía cómo jugar con mis hijos. Ahora
me siento más libre de hacerlo y lo disfruto muchísimo. Mi tarea es seguir
aprendiendo.
MAYO
Disfrutar mi rol de mamá: no regañar tanto a mis hijos,
llamarles la atención de una forma más comprensiva
Cuando menos acuerdo, ya estoy levantando la voz, señalando
con mi dedo índice y con el ceño fruncido mientras le llamo la atención a
alguno de mis hijos (sobre todo al mayor). El resultado de este comportamiento
mío, da casi siempre como resultado un mega berrinche, o lágrimas. No me gusta
ser una dictadora, pero debo confesar que me cuesta trabajo no hacerlo, porque
así aprendí en mi familia de origen. La buena noticia es que tengo el poder de
modificar esta acción e intentar ser más comprensiva con mis hijos; no se trata
de que los voy a dejar que hagan lo que les dé su gana, pero sí puedo llamarles
la atención de una manera distinta que no sea gritando e infundiéndoles miedo.
JUNIO
Dejar el trabajo en la oficina: establecer horarios
definidos para cada actividad (en la medida de lo posible)
A partir de este mes, comencé una dinámica laboral de medio tiempo,
y esto me gusta porque me ayuda a marcar mucho más la línea del trabajo y el
tiempo con mi familia; es decir, ahora ya tengo un horario definido para ver
asuntos laborales y sé que después de tal hora, nada importa más que el tiempo
con mi familia. Me gusta no estar con cosas como: “ahorita que se duerma el
niño, me pongo a hacer tal cosa del trabajo”, o estar haciendo cosas de la
oficina mientras le doy de comer a mis hijos. Soy muy de la idea de que debo
estar donde estoy, suena raro, pero me refiero a estar realmente presente, con
todos mis sentidos y pensamientos, no solo físicamente, pero con mis
pensamientos en otro lado.
JULIO
Convivir más con mis mascotas: darles una caricia
diariamente y pasar al menos 20 minutos con ellos cada tarde
Este 2017 me di cuenta de que cada vez convivía menos con
mis perros y fue algo que no me gustó. Los tres son adoptados y antes de que
llegaran los niños a la casa, mi marido y yo pasábamos mucho tiempo con ellos,
los llevábamos a pasear dos veces al día ¡todos los días! Por supuesto, la
dinámica ahora es muy distinta pero mi propósito es hacer lo que esté de mi
parte para seguir demostrándoles el amor que tengo por ellos. Por eso decidí
ser más cariñosa con ellos en lugar de sólo estar regañándolos por todo, y
pasar al menos unos 20 minutos cada tarde junto a ellos y mis hijos.
AGOSTO
Ser más saludable: hacer al menos 30 minutos de ejercicio
diariamente, comer al menos una fruta al día y tomar dos litros de agua
Amo hacer ejercicio y llevar una vida saludable, y sé que va
a sonar a pretexto, pero, una vez que me convertí en mamá, me costó mucho
trabajo retomar este estilo de vida. Es algo que ya no quiero seguir
postergando, sobre todo porque es uno de los pilares más importantes en mi vida
y me deprimió haberlo dejado en segundo plano. Además, es una manera de
demostrarme que me quiero y cuido mi cuerpo.
SEPTIEMBRE
Leer más: leer al menos 10 páginas al día
Me encanta leer y también es algo que ya no hago con frecuencia
porque soy mamá y mi tiempo ahora es muy limitado. Pero tengo el firme
propósito de hacer un espacio en mi agenda diaria para leer al menos la cuota
mínima de 10 páginas. Creo que es una meta alcanzable y que me va a permitir
terminar los libros que tengo pendientes.
OCTUBRE
Aprender algo nuevo: inscribirme a un curso de inglés
Algo que me mueve mucho es aprender cosas que son nuevas
para mí. Me llena de mucho entusiasmo la sola posibilidad de pensar que puedo
adquirir conocimientos sobre algo que en el momento no domino. Uno de mis
sueños frustrados por varios años, es aprender a hablar inglés; sé lo que la
mayoría sabe: lo básico, y aunque me ayuda mucho que mi marido es bilingüe, de
cualquier modo, me faltan muchas herramientas para llegar a su nivel. ¡Este año
es mi año de aprender un segundo idioma!
NOVIEMBRE
Trabajar en mi crecimiento personal: no dejar de ir a
terapia
Este año cumplí 2 años tomando terapia psicológica, y cada
vez me convenzo más de que es una de las decisiones más acertadas que pude
tomar. Para mí, tomar terapia significa tener esperanza de que todo puede
mejorar; y mucho de lo que he aprendido este año se debe a que me atiendo en
este sentido. Soy de las que creo que todos los seres humanos deberíamos de ir
a terapia, porque es una manera en la que podemos romper patrones y paradigmas,
además de darnos cuenta de muchas cosas que “no entendemos porqué nos pasan”.
Eso, darme cuenta de que nadie más que yo, soy responsable de mi propia vida,
ha sido un gran reto, pero también ha sido lo más liberador que me ha sucedido.
DICIEMBRE
Administrar mejor el dinero: programar los gastos
decembrinos con anticipación y con un presupuesto definido
Creo que diciembre es el mejor mes para poner este propósito
en práctica. Mi objetivo es comenzar a ahorrar desde antes, para poder alcanzar
esta meta. Este año lo hice, aunque hubo algunos detalles que pude mejorar, por
eso decidí ponerlo en la lista. No quiero gastar a lo loco ni en cosas innecesarias
para mis hijos y familiares. Pretendo administrar inteligentemente el dinero.
¡Deséame suerte!
¿Cuáles son tus 12 propósitos para este 2018?
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